El sufrimiento humano y el pecado humano
Tengo que reconocer que la tragedia humana que está viviendo el pueblo Haitiano, cientos de miles de muertos y el dolor y las necesidades de los sobrevivientes, me había motivado a interceder por ellos ante el Padre celestial, pero no a reflexionar. Claro está que actuar, hacer algo, ayudar, contribuir, apoyar, etc., es un paso ineludible para todos los cristianos.
Pero hoy tuve el privilegio de ser dirigido en un estudio por Harold Segura, cuyo artículo se puede leer en lupaprotestante.com, sobre el sufrimiento humano, basado en el pasaje de Lucas 13:1-5. Me parece tan fascinante este pasaje, que he decidido compartir unos pensamientos al respecto.
Las dos preguntas de Jesús son similares: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? Esta es la pregunta de Jesús para todos aquellos que piensan, han dicho, o proclaman que la tragedia del pueblo Haitiano se debe a que son más pecadores. La respuesta de Jesús es clara: No, os lo aseguro.
Es bueno notar que la pregunta de Jesús es comparativa. Por lo tanto, concluir que Jesús dice que el pecado de los galileos no tiene nada que ver con sus muertes, no es cierto. Jesús no dice "tanto". Jesús no se pronuncia sobre el tema de la relación del sufrimiento o muerte con el pecado. Jesús sí se pronuncia sobre el hecho de que el sufrimiento y la muerte no es el castigo por ser "más" pecadores que otros. A mi juicio, hay gran distancia entre las dos afirmaciones.
Hay dos extremos, entonces, que este pasaje de Lucas invalida. La afirmación de que a los Haitianos les ha ocurrido esta tragedia por ser más pecadores que otros (esto lo hace por afirmación directa). Y la afirmación que dice que el pecado no tiene nada que ver con la muerte y el sufrimiento de ellos (esto lo hace porque el pasaje no dice nada al respecto. Afirmarlo basado en este pasaje sería un error).
Los judíos del tiempo de Jesús pensaban basados en una metáfora, la metáfora del efecto y causa, que en términos religiosos es la metáfora de la retribución. "El que la hace, la paga". ¿Quién pecó, este o sus padres para que naciera ciego? Dice San Juan 9. Jesús no piensa con la misma metáfora. Ni Lucas 13, ni San Juan 9, expresan preocupación en Jesús por establecer causas. Jesús más bien piensa y opera con la metáfora de la presencia y del propósito.
La metáfora de la presencia es que el reino de Dios ha llegado. Y la del propósito es preguntar, ¿qué quiere hacer Dios en esta situación? La ceguera de nacimiento es "Para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida" dice Jesús en Juan 9. A los que se preguntan por la causa de la tragedia humana en Haití Jesús les dice: "De la misma manera, todos ustedes perecerán, a menos que se arrepientan". Y esta es una oportunidad para que el reino de Dios se manifieste en Haití como nunca antes se ha manifestado.
El ser humano no ha sido llamado a ser juez de nadie. No nos toca medir, cuantificar, el pecado y adjudicar penas. Dios es el juez y él sabrá qué hacer y cómo hacerlo. Todos somos pecadores. Esta es verdad suficiente para contrarrestar ese espíritu inquisitivo de la mente humana. La gracia de Dios es para todos. Dios es justo y bueno. ¿A quién le debe Dios? ¿A quién le ha fallado Dios?
No dudo que las personas que sufren la pérdida de sus bienes materiales, de sus seres queridos, o que su salud se ve quebrantada, se preguntarán dónde está Dios. En circunstancias difícles de la vida, uno a veces "pierde" a Dios de vista. Qué maravilloso es que los cristianos nos acerquemos a aquellos que sufren con nuestras acciones y palabras demostrando dónde está Dios. Como decía Bonhoeffer, "el Cristo en la vida de mi hermano es más fuerte que el Cristo que yo llevo dentro". Cuando nuestro Cristo se hace pequeño, o lo hemos perdido, o no lo sentimos, necesitamos que venga el hermano o hermana a visitarnos y ha hablarnos del Cristo que habita en él o ella.
domingo, 31 de enero de 2010
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- sadrac
- Pastor de CCEB y Profesor del Seminario ESEPA. Ver más información en www.esepa.org