Agenda de Sadrac

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domingo, 10 de octubre de 2010

La biografía autorizada de Jesús: De tal palo, tal astilla

En Julio de este año estuve en Oaxaca, México. Ellos tienen allí algo que llaman el árbol del Tule. He traído unas fotos para hacernos una idea. Leamos la leyenda que tienen a la par del árbol: Edad, más de 2,000 años; grosor más de 50 metros; altura 42 metros. Realmente es un árbol impresionante. Lo que a mí más me impresiona son los dos mil años que dicen que tiene. También en esa región de México tienen ruinas de palacios de los jefes indígenas que datan de hace más de dos mil años. Eso también me impresionó: caminar en las ruinas y sobre ruinas de pueblos que han vivido allí por miles de años. Y todavía, los descendientes de esos pueblos continúan viviendo allí. Esa conexión entre el presente y el pasado, esa conexión entre una comunidad antigua y una presente me impresiona sobremanera.

Con el árbol se hacen varias analogías en la Biblia para enseñar verdades del reino de Dios. El cristiano o justo es como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, cuando se aparta del mal y medita día y noche en la Palabra de Dios (Salmo 1).

En el árbol que es Jesús, los cristianos somos ramas que debemos estar unidos al árbol para llevar fruto (Juan 15).

Con el árbol hoy en día se alude a los antepasados, se dice, árbol genealógico. ¿Cuál es su árbol genealógico? ¿Hasta qué generación conoce usted de sus antepasados? ¿Qué tan importante son los antepasados de uno? ¿Qué tanto la identidad de una persona está ligada a sus antepasados?

Jesús sería un total desconocido para nosotros sin su árbol genealógico. Otra manera de decirlo, el desconocimiento actual que los cristianos tienen de su maestro es resultado de desconocer el pasado de Jesús. Pasado alude a tiempo. Esta es una dimensión importante del pasado. Pero pasado también alude a personas, comunidad, a un pueblo, a una estirpe. Me alegra que aquí haya extranjeros y personas que han tenido experiencia viviendo como extranjeros en otro país. Porque una de las maneras más fáciles como comenzamos a hacernos conscientes de nuestra identidad como pueblo, cultura y comunidad es cuando tenemos que vivir en medio de una cultura diferente. “Desahuciado está el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente” dice la canción.

La pertenencia a una familia, a una comunidad, a un pueblo son conceptos que han venido perdiendo su importancia en nuestro mundo individualista. Y seguramente esta es una de las razones del desconocimiento que los cristianos tienen de Jesús. A él no se le puede conocer, sino se conoce a su familia, a su árbol genealógico.

Puede sonar un poco aburrido eso de árbol genealógico. Seguramente por eso pocos leen la genealogía de Mateo 1:1. Sin embargo, en Mateo 1 tenemos raíces que transmiten una sabia de vida. La genealogía de Cristo no es solamente suya, también la es de todo verdadero cristiano. Gálatas 3:29 lo dice: “Si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa”.

Tres Significado de la genealogía de Cristo

1. Dios se identifica con un pueblo y su historia. La encarnación no es un mito, sino una historia. No comienza con la concepción virginal, comienza con el llamamiento de Abraham. No es un accidente, Dios tiene control de la historia.
2. Jesús se manifiesta como un transformador de valores y realidades humanas. El hecho de ser judío no elimina la realidad de que haya no judíos en sus antepasados. En una cultura patriarcal, en donde el hombre es el que transmite la bendición, en los antepasados de Jesús las mujeres son protagonistas.
3. Jesús, quien no es solamente hijo de David y de Abraham, sino que también es hijo de Adán (Lucas 3:37), rompe con los engendramientos meramente humanos (él mismo no es engendrado por intermediario humano) y a partir de él, habrá engendramientos que no son por voluntad de varón, sino de Dios (Juan 1:13). Marcos 3:31-34 nos explica las bases de una nueva humanidad, de una nueva familia, de un nuevo pueblo, de un nuevo reino.

¿Quién es Jesús?

Es el hijo de Abraham y el Hijo de David. Es la explicación del significado y propósito del llamado de Abraham y es la realización de la promesa hecha a Abraham: en ti serán benditas todas las familias de la tierra.

¿Quiénes somos nosotros?

Hay dos planos de la existencia e identidad de las personas. En esta vida, hay que confesar a Cristo y confesarnos cristianos. Sin embargo, hay que saber que cuando decimos, “creo, Señor”, tenemos que añadir inmediatamente, “ayuda a mi incredulidad”. Porque, en el otro plano, en la presencia de Dios, Jesucristo es el que nos confiesa delante del Padre celestial, cuando nosotros le confesamos en la tierra. La confesión que Jesucristo hace a favor de nosotros es lo que somos. “Tú me has dicho quién soy. Tuyo soy”.

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Pastor de CCEB y Profesor del Seminario ESEPA. Ver más información en www.esepa.org