Jesús termina esta parábola diciendo el que el que tenga oídos que oiga. O sea, la invitación es a entender y obedecer la parábola. ¿Qué significa esta parábola?
En la interpretación que Jesús da de la parábola se hace claro que él está hablando de la palabra del reino de Dios. También identifica esta palabra como los secretos del reino de los cielos. Esta palabra sobre el reino de Dios es sembrada en los corazones de las personas por el sembrador que es Jesús. Que el sembrador salió a sembrar es un hecho histórico. Que la palabra de Dios o palabra del reino de Dios está siendo predicada es una realidad. La siembra de las buenas noticias del reino de Dios tiene que ser hecha en los corazones de las personas. Lo nuevo de Mateo 13 es que esta semilla/palabra está siendo predicada en parábolas que nadie entiende (en sentido inmediato y superficial, ni por los discípulos, ni por las multitudes), pero en realidad y en sentido profundo, sí está siendo entendida, por unos más (los discípulos) y por otros menos (las multitudes), como se explicará en la parábola del sembrador.
Podríamos decir, que es la realidad de la predicación/siembra descrita en el párrafo anterior lo que genera la parábola de Jesús. O sea, él no está contando la parábola para afirmar el hecho histórico del sembrador, de la acción de sembrar y de la predicación o esparcimiento de la palabra de las buenas nuevas del reino de Dios. Esto es prácticamente asumido en la parábola y es lo que provoca la parábola. Porque la parábola quiere enseñar que cuando la palabra es sembrada en los corazones de las personas, pueden ocurrir muchas cosas, que aquí son resumidas en cuatro. Pero, todas están relacionadas con un hecho fundamental y es, entender la palabra de las buenas nuevas del reino. La pregunta de los discípulos de por qué Jesús habla a las multitudes en parábolas, en ningún momento quiere decir que a ellos no les habla en parábolas, ni significa que ellos sí están entendiendo las parábolas.
Porque lo que aquí tenemos es una relación dialéctica entre forma (parábola) y contenido (los secretos del reino de Dios). El contenido es escatológico, es nuevo, es lo más importante, es lo que somos invitados a entender, porque es lo que dará fruto, lo cual es la meta esperada del trabajo del sembrador. Es este contenido el que los profetas y muchos antiguotestamentarios anhelaron ver y oír. Pero digo que es una relación dialéctica porque no se puede separar el contenido de la forma. El reino de Dios es una parábola, es un acertijo, es un enigma, es un misterio. Pretender que Jesús hable otro lenguaje más directo, más claro, más literal, más concreto, más racional, etc., es pedir una señal, es pedir que también se revele al mundo además de hacerlo en Galilea, es pedir que se tire del pináculo del templo, es pedir que baje de la cruz y que se ayude a sí mismo. La parábola del sembrador nos ayuda a entender el reino de Dios y su eficacia histórica en esta compenetración de contenido y forma del mensaje.
Corazones errantes
Cuando la palabra de Dios es sembrada en un primer tipo de corazones ocurre que no se entiende y el enemigo roba inmediatamente esa palabra. El enemigo no puede detener al sembrador, no puede evitar que la palabra sea esparcida y sembrada. El enemigo no puede cambiar o influir en la buena nueva que es la palabra. Pero sí puede robar la palabra, hacerla inútil, porque trabaja no en el sembrador, ni en la palabra, ni en la acción de sembrar o predicar, sino porque trabaja en el terreno, en el corazón, en las personas.
Precisamente esa es la razón por la cual estas personas y su corazón son llamadas un terreno que son camino. No entienden la palabra de las buenas nuevas del reino de Dios. ¿Qué significa no entender? En realidad aquí entender no significa el problema puntual de no entender lo que le están diciendo a uno (la forma). Aquí el sentido es más profundo y esto lo sabemos por la comparación que Jesús está haciendo entre estas personas y un camino. La palabra o buenas nuevas del reino de Dios son un camino y apuntan al único y verdadero camino. Yo soy el camino dijo Jesús. ¿Qué sucede cuando dos caminos compiten entre ellos? Esto es, si hay dos, tres, cuatro, o cinco caminos y usted viene hablando de otro (las buenas nuevas del reino de Dios), las personas tienen que decidir cuál camino seguir.
Estas personas son caminos en su corazón porque ya conocen un camino o varios, ya han decidido qué camino seguir, ya tienen sus tradiciones, sus valores, sus estilos de vida, su religión, su manera de ser y pensar, ya tienen sus moldes u odres viejos, ya saben, ya entienden. Cuando la palabra del reino es sembrada en los corazones de estas personas, estas personas no entienden. ¿Qué es lo que no entienden? Que hay caminos que al ser humano le parecen correctos, pero su fin es la muerte. No entienden que ancho (por ser muchos) es el camino que lleva a la perdición y que solamente el camino del reino de Dios lleva a la vida.
¿De dónde han salido tantos caminos? No de Dios ciertamente. El ser humano los ha inventado con la asesoría gratuita, voluntaria y oportuna de Satanás. Desde el huerto del Edén, Satanás es el asesor personal de cada ser humano y le susurra al oído lo que debe pensar. Por eso el Señor dice mis pensamientos no son vuestros pensamientos. Así es como Satanás roba la palabra del reino que es sembrada en estos corazones. Estos corazones no entienden que las palabras del reino de Dios son palabras de vida y no de muerte. Que son las únicas palabras que llevan a la vida. Están tan acostumbrados a caminar por los caminos de este mundo, que no pueden imaginar caminos nuevos por los cuales andar. En realidad, prácticamente no tienen oídos para oír.
Corazones superficiales
Hay otro grupo de corazones que cuando oyen la palabra del reino de Dios la reciben con gozo. Son los mismos corazones del grupo anterior, porque, ¿quién no se ha desviado por su propio camino? ¿Quién no ha tenido a Satanás por padre? ¿Quién no ha comido del árbol del conocimiento del bien y del mal? La diferencia es que estos corazones entienden algo de la palabra del reino de Dios. Este entender, los lleva a abrazar el nuevo camino y lo hacen con gozo. Pero estos corazones no han entendido dos cosas: la necesidad de odres nuevos para poner el vino nuevo y las implicaciones del andar por el camino que es Jesucristo. Lo primero Jesús lo llama falta de raíz y lo segundo, tribulación y persecución por causa de la palabra del reino de Dios.
Estos corazones no tienen raíz. Tal vez nunca la han tenido. Una vida sin reflexión es bastante común. Pero, aparte de eso, la falta de raíz es la falla en profundizar en el significado de la palabra del reino de Dios. La palabra del reino de Dios no es solamente un camino nuevo, un vino nuevo, una nueva doctrina, una nueva enseñanza, una nueva manera de vivir, etc. Es un nuevo nacimiento. O sea, es una nueva vida. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. El cristianismo no es un medio o camino para alcanzar las mismas metas o fines que ya nosotros teníamos o tenemos. Al contrario, es una nueva vida, una nueva creación. La palabra del reino de Dios no es un medio para alcanzar un fin. Es el fin. Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia. ¿Para qué? Para nada. Esa es la vida: buscar el reino de Dios.
El recibir y entender la palabra del reino de Dios significa saber que la vida nueva en Jesucristo no es sin luchas, oposiciones, tribulaciones y persecuciones. Esta parte no fue entendida por los corazones sin raíz. No puede existir raíz en los corazones de piedra. Están endurecidos. Se necesita un nuevo corazón. Uno de carne. Uno en donde el Espíritu de Dios pueda escribir su voluntad en nosotros. Las personas con corazón de piedra, oyen la palabra, la reciben con gozo, pero no se dan cuenta que tienen un problema fundamental. Necesitan un cambio de corazón. El cristianismo no es un barniz, una mano de pintura, un broche de oro a una vida moralmente buena, un cambio de religión, un cambio de amigos. La persona que sigue a Cristo sin un cambio de corazón, tarde o temprano volverá atrás. Algún hermano dejará de saludarlo, algunas canciones serán aburridas en el culto, alguna palabra será demasiado dura de soportar, alguna demanda de Dios será demasiado pesada para cumplirla. Volverá atrás porque la olla de carne en Egipto le parece más adecuada en este momento que el camino por el desierto. El plato de lentejas es mejor que la primogenitura.
Corazones divididos
Hay otro grupo de corazones que son un terreno tan fértil que no solamente la palabra de Dios encuentra cabida sino también la mala hierba. Podemos ver una progresión en estos terrenos/corazones: los corazones que son camino, que son corazones errantes porque siempre andan vagando en sus caminos, ni siquiera permiten que la semilla sembrada germine. Los corazones que son piedras, que son corazones superficiales por tener escasamente tierra, permiten la germinación y crecimiento de la semilla. La reciben con gozo, pero no dura. No hay raíz. En cambio, los corazones que son espinos, que son corazones divididos, permiten el crecimiento y el desarrollo de la palabra de Dios. Ellos aman la palabra de Dios.
El problema es que estos corazones divididos aman también al mundo y las cosas que están en el mundo. Son como Salomón que amó a Jehová, pero al final de su vida, terminó amando las cosas que Jehová aborrecía. Conocen a Dios y creen en Él, pero también tienen otros dioses. Tienen dos señores y pretenden servir a los dos. Estas personas están entre dos amores. Son corazones divididos. Los negocios de la vida y el amor por las riquezas, dice Jesús, ahogan el fruto de la palabra de Dios. ¡Qué palabra más actual! Ahogar.
A algunos nos están ahogando las deudas. A otros nos ahogan las presiones del trabajo. A otros nos ahoga un esposo o esposa dominante. A otros nos ahogan los hijos. A los hijos los ahogan los padres. La escuela ahoga a los padres y a los estudiantes con tanta pedidera. Algunas iglesias ahogan a sus miembros con tanta demanda de actividades, de servicio y de ofrendas. Si algo hace el mundo de hoy es ahogar a las personas. Con tanta experiencia de ahogamiento, los cristianos deberíamos darnos cuenta cuándo y cómo los negocios de esta vida nos preocupan demasiado, al punto que están ahogando la palabra de Dios. Porque quién no necesita trabajar, estudiar, comprar, vender, viajar, etc., etc. Pero eso debe ser puesto en su debido lugar: son medios y no fines.
Las riquezas engañan dice Jesús y al engañar, ahogan la palabra de Dios. La riqueza es un concepto relativo al contexto en donde uno vive y otras cosas más. Por eso las personas deben decidir sobre el referente de la palabra rico. Independientemente de la cantidad asignada a la palabra rico, esas posesiones materiales cobran vida y engañan a las personas. Tienen su propio discurso y su propia lógica. Sobre todo se convierten en fines y no en medios. No se puede servir a dos señores. No se puede servir a Dios y a las riquezas. Las riquezas ahogan la palabra de Dios. ¿Qué tiene que ver la palabra de Dios con los malles (de mall en inglés)? Los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los ojos y el orgullo de las riquezas son las cosas que no debemos amar.
Es tiempo de decisiones. Escojan hoy a quién van a servir, dijo Josué al pueblo, pero mi casa y yo serviremos a Jehová.
Corazones entendidos
Hay corazones que son buena tierra. Entienden la palabra y dan fruto. Estos corazones no son diferentes a los corazones anteriores. Son los mismos. Pero hay algo que hace la diferencia. Estos entienden la palabra de Dios. Por entenderla, el diablo no puede robarla. Por entenderla, hay raíz. Por entenderla, las cosas de la vida son puestas en su debido lugar. Por entenderla, hay fruto en abundancia. Aunque son los mismos corazones, el resultado no es el mismo. La diferencia está en oír y entender.
Este entendimiento no es el superficial de captar lo que le dicen a uno. Es el entender profundo y verdadero. Si a usted le explican que el carro que maneja no tiene frenos, y usted decide viajar a Caldera por la carretera nueva, usted no ha entendido. Este es el significado de entender. No es solamente captar lo que se dice, sino decidir de acuerdo al contenido, de acuerdo al mensaje. Si usted encontró un tesoro enterrado en un campo, ¿qué hay que hacer? Comprar el terreno. Si usted es mercader de perlas y encontró una perla de gran precio, ¿qué hay que hacer? Vender todo lo que tiene y comprar esa perla. Si usted sabe que Jesús es el Hijo de Dios que murió por usted y lo llama o la llama a seguirle, ¿qué hay que hacer? Seguirle. Si Jesús tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra, ¿qué hay que hacer? Obedecerle.
Jesús no especifica en esta parábola el fruto que produce la palabra de Dios que es sembrada en nuestros corazones. Pero por el Nuevo Testamento sabemos que son frutos dignos de arrepentimiento. El fruto es dar de gracia porque hemos recibido de gracia. El fruto es perdonar porque hemos sido perdonados. El fruto es amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. El fruto es amar a los niños, a los más débiles, al pobre, al necesitado. El fruto es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. El fruto es ir por todo el mundo sembrando la semilla de la palabra de Dios. El fruto es llegar a ser sembradores. Sembrador de amor.
¿Entiendes lo que lees?
miércoles, 17 de febrero de 2010
domingo, 14 de febrero de 2010
Día del amor y la amistad
Lo que antes llamábamos el día de los enamorados ahora lo llamamos el día del amor y la amistad. ¿Qué hemos perdido y qué hemos ganado? ¿Por qué el cambio de nombre? ¿Será que ya las personas no nos enamoramos? ¿Será más importante el amor y la amistad que el anamoramiento?
Hasta donde puedo pensar, el día de los enamorados tenía que ver con el amor entre un hombre y una mujer, o sea, el amor de pareja. El anamoramiento es un fenómeno humano que se da a casi todas las edades. Es una de las razones por las cuales uno empieza una relación de noviazgo y es algo sin lo cual ninguna pareja debería casarse (según mi opinión). Sus bases son psicológicas, biológicas, físicas, y culturales. El enamoramiento está asociado al gusto, al disfrute, a la pasión, a lo bello, al sentimiento y al romanticismo. Nace espontáneamente en la vida del niño y adolescente, y los adultos comprometidos en una relación de pareja luchamos por hacerlo parte de nuestra vida matrimonial.
¿Es el enamoramiento amor? Si atendemos al cómo funciona el idioma español diríamos que sí. La expresión "te amo" en el contexto de pareja dice que uno siente o tiene amor por la persona amada. Aunque no tendría dudas de que el enamoramiento es parte del fenómeno amplio de la sexualidad del ser humano, estoy seguro que no está dominado por la genitalidad y sus necesidades propias. El enamoramiento es más bien un fenómeno mental, afectivo, sentimental, y espiritual. El contacto físico en el enamoramiento no es indispensable. Prueba de ello es que el contacto físico o relación sexual puede darse con o sin enamoramiento. Además, a veces una relación sexual puede echar a perder un enamoramiento.
Por otro lado, cuando pensamos en la amistad, definitivamente estamos entrando a otro terreno. Yo pensaría que por definición una amistad es una relación a largo plazo. También diría que se fundamenta en un verdadero compartir, durante un período suficiente de tiempo, experiencias formativas e importantes para cada uno de los involucrados (experiencias de estudio, trabajo, u otras similares). La amistad implica también una relación de igualdad y libertad. Respeto y admiración recíproca son necesarias en una verdadera amistad.
Cuando venimos al concepto de amor, debemos de reconocer que es un concepto "sombrilla". Cobija muchos sentimientos, ideales, anhelos, experiencias, y relaciones entre las personas. El que sea un concepto complejo nos advierte que no debemos ser dogmáticos sobre su sentido. Un poeta nos dirá que el amor es un gota de agua en un cristal, un paseo largo sin hablar, una fruta para dos. Otro nos dirá que el amor es un lugar de descanso, o dar la vida por otro, porque el amor cuando no muere mata y amores que matan nunca mueren. Otro nos dirá que amar es dejar libre a la otra persona. O que amar es poseer porque lo que amamos lo llamamos nuestro.
El amor es una meta. Es un concepto regulativo. Debe regular todas nuestras acciones y relaciones. Como meta, es la razón de todos nuestros pasos. Nunca poseído, pero siempre buscado. Aún así, puede ser confundido, como en la película Gone with the Wind (lo que el viento se llevó). Pero también puede ser real y claramente entendido y perseguido como cuando se dijo: he acabado la carrera, he guardado la fe, solamente me espera la corona de justicia.
El amor es un concepto creado por el ser humano, el cual, el ser humano no puede dominar. Al contrario, es dominado por él. La razón es que es un nombre, entre tantos nombres, que Adán puso a las cosas. Pero es un nombre que el ser humano pone y quita, propone y se arrepiente. En otras palabras, el amor es un concepto provisional que el ser humano usa para ciertas cosas. Pero luego de un tiempo, se da cuenta que había nombrado mal. La experiencia de Amnón, que se había enamorado de Tamar, es la experiencia de todo ser humano: al amor del ser humano le sigue el odio como resultado (2 Samuel 13). Esto puede sonar muy fuerte, pero yo invito al lector que no lo deseche de buenas a primeras.
Es maravilloso que Dios es llamado amor. Dios es amor. No dice la Biblia que el amor es Dios. Esto último sugeriría que Dios se coloca en el mismo plano humano y propone, como sustituyendo a Adán, que el amor es Dios. En otras palabras, señalando el verdadero referente del amor. Dios no es el verdadero referente del amor. No es mi intención sugerir con estas palabras que el verdadero amor está en Dios. Como si pudiéramos comenzar con el concepto de amor y luego llegar a Dios.
Al contrario, olvidémonos del amor y comencemos a hablar de Dios. Tanto hablar de amor en el mundo es parte de la confusión. All we need is love no es cierto. Implica que nosotros sabemos qué es el amor y no es cierto. Empecemos con Dios. Dios de tal manera amó al mundo que dió a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se piertda, más tenga vida eterna. Dios es amor. El único camino al amor se llama Dios, Jesucristo. Jesucristo es el que nos enseña y nos lleva al verdadero amor. No que el amor sea algo diferente a Jesucristo. Dios es amor. El amor no es un objeto, es una persona. El amor no es una meta a la cual llegamos por nuestros medios o usando los medios de Dios. Llegar a Dios es llegar al amor, porque Dios es amor.
Hasta donde puedo pensar, el día de los enamorados tenía que ver con el amor entre un hombre y una mujer, o sea, el amor de pareja. El anamoramiento es un fenómeno humano que se da a casi todas las edades. Es una de las razones por las cuales uno empieza una relación de noviazgo y es algo sin lo cual ninguna pareja debería casarse (según mi opinión). Sus bases son psicológicas, biológicas, físicas, y culturales. El enamoramiento está asociado al gusto, al disfrute, a la pasión, a lo bello, al sentimiento y al romanticismo. Nace espontáneamente en la vida del niño y adolescente, y los adultos comprometidos en una relación de pareja luchamos por hacerlo parte de nuestra vida matrimonial.
¿Es el enamoramiento amor? Si atendemos al cómo funciona el idioma español diríamos que sí. La expresión "te amo" en el contexto de pareja dice que uno siente o tiene amor por la persona amada. Aunque no tendría dudas de que el enamoramiento es parte del fenómeno amplio de la sexualidad del ser humano, estoy seguro que no está dominado por la genitalidad y sus necesidades propias. El enamoramiento es más bien un fenómeno mental, afectivo, sentimental, y espiritual. El contacto físico en el enamoramiento no es indispensable. Prueba de ello es que el contacto físico o relación sexual puede darse con o sin enamoramiento. Además, a veces una relación sexual puede echar a perder un enamoramiento.
Por otro lado, cuando pensamos en la amistad, definitivamente estamos entrando a otro terreno. Yo pensaría que por definición una amistad es una relación a largo plazo. También diría que se fundamenta en un verdadero compartir, durante un período suficiente de tiempo, experiencias formativas e importantes para cada uno de los involucrados (experiencias de estudio, trabajo, u otras similares). La amistad implica también una relación de igualdad y libertad. Respeto y admiración recíproca son necesarias en una verdadera amistad.
Cuando venimos al concepto de amor, debemos de reconocer que es un concepto "sombrilla". Cobija muchos sentimientos, ideales, anhelos, experiencias, y relaciones entre las personas. El que sea un concepto complejo nos advierte que no debemos ser dogmáticos sobre su sentido. Un poeta nos dirá que el amor es un gota de agua en un cristal, un paseo largo sin hablar, una fruta para dos. Otro nos dirá que el amor es un lugar de descanso, o dar la vida por otro, porque el amor cuando no muere mata y amores que matan nunca mueren. Otro nos dirá que amar es dejar libre a la otra persona. O que amar es poseer porque lo que amamos lo llamamos nuestro.
El amor es una meta. Es un concepto regulativo. Debe regular todas nuestras acciones y relaciones. Como meta, es la razón de todos nuestros pasos. Nunca poseído, pero siempre buscado. Aún así, puede ser confundido, como en la película Gone with the Wind (lo que el viento se llevó). Pero también puede ser real y claramente entendido y perseguido como cuando se dijo: he acabado la carrera, he guardado la fe, solamente me espera la corona de justicia.
El amor es un concepto creado por el ser humano, el cual, el ser humano no puede dominar. Al contrario, es dominado por él. La razón es que es un nombre, entre tantos nombres, que Adán puso a las cosas. Pero es un nombre que el ser humano pone y quita, propone y se arrepiente. En otras palabras, el amor es un concepto provisional que el ser humano usa para ciertas cosas. Pero luego de un tiempo, se da cuenta que había nombrado mal. La experiencia de Amnón, que se había enamorado de Tamar, es la experiencia de todo ser humano: al amor del ser humano le sigue el odio como resultado (2 Samuel 13). Esto puede sonar muy fuerte, pero yo invito al lector que no lo deseche de buenas a primeras.
Es maravilloso que Dios es llamado amor. Dios es amor. No dice la Biblia que el amor es Dios. Esto último sugeriría que Dios se coloca en el mismo plano humano y propone, como sustituyendo a Adán, que el amor es Dios. En otras palabras, señalando el verdadero referente del amor. Dios no es el verdadero referente del amor. No es mi intención sugerir con estas palabras que el verdadero amor está en Dios. Como si pudiéramos comenzar con el concepto de amor y luego llegar a Dios.
Al contrario, olvidémonos del amor y comencemos a hablar de Dios. Tanto hablar de amor en el mundo es parte de la confusión. All we need is love no es cierto. Implica que nosotros sabemos qué es el amor y no es cierto. Empecemos con Dios. Dios de tal manera amó al mundo que dió a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se piertda, más tenga vida eterna. Dios es amor. El único camino al amor se llama Dios, Jesucristo. Jesucristo es el que nos enseña y nos lleva al verdadero amor. No que el amor sea algo diferente a Jesucristo. Dios es amor. El amor no es un objeto, es una persona. El amor no es una meta a la cual llegamos por nuestros medios o usando los medios de Dios. Llegar a Dios es llegar al amor, porque Dios es amor.
miércoles, 10 de febrero de 2010
El placer es nuestro... la gloria es de Dios
Una distinción que tiene muchos beneficios en la vida es aquella entre los medios y fines. Reconozcamos desde un principio que hay algo de arbitrario en esta distinción o algo de particular y contextual en el asunto. En un momento dado o en cierta situación, algo puede ser considerado un fin y otras veces un medio, o considerado así por otras personas.
Tomenos un ejemplo. Un automóvil generalmente es un medio (de transporte) y no un fin; pero hay algunos que los coleccionan (lo manejan solamente para exposiciones) o sea, es un fin. Supongamos que alguien se casa para formar un hogar y ve el matrimonio como un punto de llegada, es decir, un fin. Habrá alguien que se haya casado "por interés", es decir, el matrimonio tenía un fin ajeno a la naturaleza del matrimonio (conseguir una ciudadanía por ejemplo).
¿Qué tiene que ver esto con el cristianismo? Considero que se manifiesta una verdadera confusión acerca de los fines y los medios en la vida cristiana. Pensemos en el tema del servicio. Una vez Pedro preguntó: Nosotros lo hemos dejado todo, ¿qué recompensa tenemos? (Mateo 19:27). ¿Quién dijo que servir a Cristo es un medio para alcanzar un premio?
Este tema del premio o recompensa está emparentado con este otro de la gloria de Dios. ¿Por qué Dios tiene que ser enfático de que no compartirá su gloria con nadie y que nadie tiene de qué gloriarse porque todo lo hemos recibido de gracia? Porque el ser humano no tiene imaginación para salir de este esquema maldito de obra/recompensa, mérito/premio. Recibir gloria por algo que uno es o hace es recibir un premio. Por eso Dios no acepta tal cosa. Lo contrario es el gozo, el disfrute y el deleite de conocer al Señor, de servirle, de seguirlo, de ser su hijo.
El placer es nuestro, la gloria es de Dios. El placer de conocerle, el placer de tener nuestros pecados perdonados, el placer de ser sus hijos, el placer de servir en su obra, el placer de ser parte de su iglesia, el placer de evangelizar, el placer de haber sido invitados a trabajar en la viña. La gloria por nuestro conocimiento de Dios es de Dios. La gloria por nuestra salvación es de Dios. La gloria por nuestra santidad y buenas obras es de Dios.
El placer es nuestro, la gloria es de Dios.
Tomenos un ejemplo. Un automóvil generalmente es un medio (de transporte) y no un fin; pero hay algunos que los coleccionan (lo manejan solamente para exposiciones) o sea, es un fin. Supongamos que alguien se casa para formar un hogar y ve el matrimonio como un punto de llegada, es decir, un fin. Habrá alguien que se haya casado "por interés", es decir, el matrimonio tenía un fin ajeno a la naturaleza del matrimonio (conseguir una ciudadanía por ejemplo).
¿Qué tiene que ver esto con el cristianismo? Considero que se manifiesta una verdadera confusión acerca de los fines y los medios en la vida cristiana. Pensemos en el tema del servicio. Una vez Pedro preguntó: Nosotros lo hemos dejado todo, ¿qué recompensa tenemos? (Mateo 19:27). ¿Quién dijo que servir a Cristo es un medio para alcanzar un premio?
Este tema del premio o recompensa está emparentado con este otro de la gloria de Dios. ¿Por qué Dios tiene que ser enfático de que no compartirá su gloria con nadie y que nadie tiene de qué gloriarse porque todo lo hemos recibido de gracia? Porque el ser humano no tiene imaginación para salir de este esquema maldito de obra/recompensa, mérito/premio. Recibir gloria por algo que uno es o hace es recibir un premio. Por eso Dios no acepta tal cosa. Lo contrario es el gozo, el disfrute y el deleite de conocer al Señor, de servirle, de seguirlo, de ser su hijo.
El placer es nuestro, la gloria es de Dios. El placer de conocerle, el placer de tener nuestros pecados perdonados, el placer de ser sus hijos, el placer de servir en su obra, el placer de ser parte de su iglesia, el placer de evangelizar, el placer de haber sido invitados a trabajar en la viña. La gloria por nuestro conocimiento de Dios es de Dios. La gloria por nuestra salvación es de Dios. La gloria por nuestra santidad y buenas obras es de Dios.
El placer es nuestro, la gloria es de Dios.
lunes, 8 de febrero de 2010
El menos malo… ¿es el más bueno?
Este fue el lema de uno de los candidatos presidenciales de Costa Rica para las elecciones de este año 2010. Me parece un lema sumamente ingenioso en la arena política. Ahora que ya pasaron las elecciones, nos damos cuenta que el lema no fue suficiente. Por lo que a mí respecta, quisiera trasladar el lema al plano religioso. Casi me atrevería a adivinar que el lema fue inventado por un “cristiano”. Digo esto porque me parece que los cristianos caen frecuentemente en la confusión religiosa creyendo que “el menos malo… es el más bueno”. ¿Cómo funciona esta confusión?
Primero notemos que a los seres humanos no nos gusta ser “igualados”. Esto lo encontramos en la parábola de los trabajadores de la viña contratados a diferentes horas del día (Mateo 20). El reclamo de los trabajadores que habían trabajado todo el día, es que el dueño o patrón, los había igualado con los que habían trabajado solamente una hora. En plano más anecdótico vemos esta misma actitud en los escolares que no les gusta usar el uniforme escolar y siempre andan buscando maneras de no usarlo o variarlo a su manera. Como dice el dicho, todos somos iguales pero algunos son más iguales que otros.
El mensaje de la gracia de Dios es que todos somos iguales: no merecemos el amor de Dios. Todos somos pecadores y todos los cristianos bebemos de la misma fuente gracia sobre gracia. Esa fuente es Jesucristo (Juan 1). El ser humano, como los fariseos del tiempo de Jesús, no desea ser igualado en lo malo. Ellos preguntan, ¿acaso somos ciegos nosotros también? (Juan 9). Conociendo esta tendencia en el ser humano, Jesús enseña a los cristianos a no juzgarse los unos a los otros. No juzguéis, para que no seáis juzgados (Mateo 7).
Sin embargo, el cristiano enseñado por estas verdades, puede reconocer que es pecador, y a la vez, sentirse o creerse superior a los demás; porque, aunque soy malo, razona, soy el menos malo del grupo. Y si soy el menos malo del grupo, soy el más bueno. Esta actitud es persistente. Pero no es verdadera. Es parte del pensamiento de los seres humanos, pero no es la manera de pensar de Dios (Marcos 8:33). Es la manera de pensar que Satanás inspira en los cristianos (por eso Jesús le dice a Pedro, apártate de mí, Satanás).
Debemos estar alerta para no ser engañados. El menos malo no es el más bueno sino es el más malo. “Si fuerais ciegos, no tendrías pecado” dijo Jesús. El que no quiere reconocerse malo (esto es, enfermo, ciego, pecador, perdido) todavía está en oscuridad y la luz del evangelio y de la gracia de Dios no ha resplandecido en su corazón.
Que no se nos olvide que el menos malo, no es el más bueno, sino que es el más malo.
Primero notemos que a los seres humanos no nos gusta ser “igualados”. Esto lo encontramos en la parábola de los trabajadores de la viña contratados a diferentes horas del día (Mateo 20). El reclamo de los trabajadores que habían trabajado todo el día, es que el dueño o patrón, los había igualado con los que habían trabajado solamente una hora. En plano más anecdótico vemos esta misma actitud en los escolares que no les gusta usar el uniforme escolar y siempre andan buscando maneras de no usarlo o variarlo a su manera. Como dice el dicho, todos somos iguales pero algunos son más iguales que otros.
El mensaje de la gracia de Dios es que todos somos iguales: no merecemos el amor de Dios. Todos somos pecadores y todos los cristianos bebemos de la misma fuente gracia sobre gracia. Esa fuente es Jesucristo (Juan 1). El ser humano, como los fariseos del tiempo de Jesús, no desea ser igualado en lo malo. Ellos preguntan, ¿acaso somos ciegos nosotros también? (Juan 9). Conociendo esta tendencia en el ser humano, Jesús enseña a los cristianos a no juzgarse los unos a los otros. No juzguéis, para que no seáis juzgados (Mateo 7).
Sin embargo, el cristiano enseñado por estas verdades, puede reconocer que es pecador, y a la vez, sentirse o creerse superior a los demás; porque, aunque soy malo, razona, soy el menos malo del grupo. Y si soy el menos malo del grupo, soy el más bueno. Esta actitud es persistente. Pero no es verdadera. Es parte del pensamiento de los seres humanos, pero no es la manera de pensar de Dios (Marcos 8:33). Es la manera de pensar que Satanás inspira en los cristianos (por eso Jesús le dice a Pedro, apártate de mí, Satanás).
Debemos estar alerta para no ser engañados. El menos malo no es el más bueno sino es el más malo. “Si fuerais ciegos, no tendrías pecado” dijo Jesús. El que no quiere reconocerse malo (esto es, enfermo, ciego, pecador, perdido) todavía está en oscuridad y la luz del evangelio y de la gracia de Dios no ha resplandecido en su corazón.
Que no se nos olvide que el menos malo, no es el más bueno, sino que es el más malo.
jueves, 4 de febrero de 2010
“Salvando la vida”
“Salvando la vida”
Marcos 8:31-9:1
La vida y la muerte son el tema de este pasaje. Sin embargo, es un tema que tiene dos aspectos que debemos diferenciar o mejor dicho, tiene dos aplicaciones diferentes pero relacionadas, ya sea que se trate de Jesús o de los discípulos y multitudes.
Con respecto al mismo Jesús, la enseñanza es totalmente clara (8:32). El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado, y hasta morir; pero, luego de todo esto, resucitará. No se dice por qué esto es “necesario”. Está claro que el mundo, representado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, será el responsable por el rechazo y será el agente de la muerte. Cuando el Hijo del hombre llora, el mundo ríe (cf. “I started to cry, which started the whole world laughing”).
Con respecto a los discípulos y la multitud (8:34; esto es, toda la humanidad), es interesante notar que esta enseñanza “clara” de Jesús respecto a sí mismo parece contradecir un hecho asumido como fundamental por todo ser humano: todo ser humano debe luchar por su vida, por vivir y no debe aceptar su muerte pasivamente. Pedro, vocero de los discípulos y de todo ser humano, expresa a Jesús esta preocupación. Le dice: tú también eres un ser humano (eso es lo que significa que sea el Hijo del hombre), eres uno de los nuestros, eres nuestro hermano mayor, eres nuestro maestro y modelo; si nos representas a nosotros, tienes que saber que las personas luchamos por vivir y no aceptamos la muerte pasivamente. Hay algunos, inclusive, que por preservar la vida llegan a hacer cosas ilógicas y ridículas; otros, ante el temor a la muerte o un tipo especial de muerte, aceptan “vivir” en condiciones infrahumanas.
El que quiere reprender al Señor Jesús, sale reprendido. “Tú no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres”. Pero estas palabras son dichas a Satanás y no a Pedro: “Aléjate de mí, Satanás”. O en otras palabras, a Satanás a través de Pedro, o a Pedro que simbólicamente es llamado Satanás (cf. “a Satanás para que entienda Pedro”). Queda claro de cualquier manera, que Satanás es el mejor “amigo” del hombre. Lo que Satanás ha inspirado en Pedro son los pensamientos de los hombres. Satanás conoce e interpreta el sentir humano. Satanás defiende el punto de vista humano. Lo que llamamos el pundo de vista humano, es el punto de vista que Satanás inspira desde el huerto del Edén en cada ser humano. El ser humano no se da cuenta de esto, porque es esclavo de Satanás, y la costumbre de pensar siempre como piensa, lo lleva a creer que son sus pensamientos.
El pensamiento humano-satánico expresado por Pedro, está equivocado tanto con respecto a Jesús, como con respecto al ser humano. El pensamiento de Dios con respecto a Jesús y al ser humano es diferente (cf. “mis pensamientos no son vuestros pensamientos”). El pasaje no sigue elaborando el tema de porqué Pedro está equivocado con respecto a Jesús, pero sí continúa explicando el tema de porqué la perspectiva de la vida y la muerte humano-satánica está equivocada. La razón es muy sencilla: el que quiere salvar su vida, la perderá.
“Porque el que quiere salvar su vida, la perderá; pero el que pierde su vida por mi causa y por el evangelio, la salvará”. Jesús nos invita a un uso creativo de la imaginación y dejarnos embargar por la paradoja. La vida es una ironía: entre más la buscamos, más la perdemos (cf. “oh, if I'd only seen that the joke was on me”). Jesús nos dice que pensar, dialogar y actuar sobre la vida y la muerte de manera abstracta e independiente, no tiene sentido, y lleva solamente a la pérdida de la misma. La vida y la muerte no pueden ser pensadas y resueltas “desde abajo”. La vida y la muerte no pueden ser resueltas por sí mismas. La vida y la muerte deben ser puestas en relación a la “causa” de Cristo y el “evangelio”. Solamente en relación a Jesucristo, en relación al reino de Dios, en relación a las buenas nuevas del reino de Dios, podemos hablar de salvar la vida, encontrar la vida, perder la vida, y actuar a favor de la vida. Todo pensamiento y diálogo aparte de Jesucristo, no puede ser vida. Aparte del evangelio, nuestro hablar de la vida es solamente un mal chiste que hacer llorar (cf. “I started a joke, which started the whole world crying”).
Alguien podría pensar que la manera de salvar la vida es uniéndose a la causa de Cristo y aceptando su evangelio. Esta sería una lectura sin la imaginación creativa y sin atender a la paradoja que mencionaba anteriormente. El mensaje de Jesucristo no es una manera, entre otras, para lograr los objetivos humanos o mejorar sus condiciones. El evangelio del reino de Dios no es un método o un medio para lograr los fines humano-satánicos. El evangelio es la meta, el destino, la causa (i.e., “our final destination”). Aunque la vida no es un medio, sí debe ser redefinida. La vida es la causa (cf. “para mí el vivir es Cristo”). La vida no es un todo cerrado, sino un todo abierto, se define por lo que se busca (cf. “más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”).
Negarse a sí mismo es negarse a esa mentalidad humano-satánica para dar paso a la mentalidad de Dios. Ese negarse a sí mismo es lo que se llama morir o tomar la cruz. Esta muerte es la que nos hace vivir y que otros vivan (cf. “'Til I finally died, which started the whole world living”). Perder la vida por causa del evangelio significa hacer de la vida una causa, pero no cualquier causa, sino la causa del crucificado, la causa del rechazado, la causa del que sufrió y sufre, la causa del que murió por todos, la causa del reino de Dios, la causa del resucitado, la causa del que hace nuevas todas las cosas, la causa del que conoce los corazones de todas las personas, la causa del que otorga gracia sobre gracia, la causa del que perdona pecados, la causa del que otorga el Espíritu Santo, la causa del que tiene todo poder en los cielos y en la tierra, la causa del que ama, la causa del que busca la oveja perdida, la causa reino de Dios.
Pare de sufrir (cf. “I fell out of bed, hurting my head from things that I'd said”). Pare de buscar la vida en donde no está. Pare de vivir por causas que son añadiduras y no la vida misma. Pare de caminar y correr en la máquina sin llegar a ninguna parte. Si ha buscado en las montañas más altas o a través de los valles, o en la ciudad, o en una pareja; si ha corrido o caminado, si han pasado más de veinte años y todavía sigue buscando (cf. “I still haven´t found what I´m looking for”); ya es hora de que despierten del sueño (Romanos 13:11). Deshágase de todo peso que no es la cruz de la vida. Sigamos al Señor de la vida. Al que tiene palabras de vida eterna. Al que ha venido para que tengamos vida y no muerte. Al que llama las cosas que no son como si fueran. Al que hace milagros y maravillas. Al que puede decirnos quiénes somos y puede cambiar esta tristeza de ser hombres: "Dime Quién eres y por qué me visitas, por qué bajas hasta mí que estoy tan necesitado y por qué te separas sin decirme Tu Nombre… Dime también quién soy y por qué la tristeza de ser hombre” (L. Panero).
Tú me has dicho quién soy. Soy tuyo. Tuyo soy (cf. “Who am I” by Casting Crowns).
Marcos 8:31-9:1
La vida y la muerte son el tema de este pasaje. Sin embargo, es un tema que tiene dos aspectos que debemos diferenciar o mejor dicho, tiene dos aplicaciones diferentes pero relacionadas, ya sea que se trate de Jesús o de los discípulos y multitudes.
Con respecto al mismo Jesús, la enseñanza es totalmente clara (8:32). El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado, y hasta morir; pero, luego de todo esto, resucitará. No se dice por qué esto es “necesario”. Está claro que el mundo, representado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, será el responsable por el rechazo y será el agente de la muerte. Cuando el Hijo del hombre llora, el mundo ríe (cf. “I started to cry, which started the whole world laughing”).
Con respecto a los discípulos y la multitud (8:34; esto es, toda la humanidad), es interesante notar que esta enseñanza “clara” de Jesús respecto a sí mismo parece contradecir un hecho asumido como fundamental por todo ser humano: todo ser humano debe luchar por su vida, por vivir y no debe aceptar su muerte pasivamente. Pedro, vocero de los discípulos y de todo ser humano, expresa a Jesús esta preocupación. Le dice: tú también eres un ser humano (eso es lo que significa que sea el Hijo del hombre), eres uno de los nuestros, eres nuestro hermano mayor, eres nuestro maestro y modelo; si nos representas a nosotros, tienes que saber que las personas luchamos por vivir y no aceptamos la muerte pasivamente. Hay algunos, inclusive, que por preservar la vida llegan a hacer cosas ilógicas y ridículas; otros, ante el temor a la muerte o un tipo especial de muerte, aceptan “vivir” en condiciones infrahumanas.
El que quiere reprender al Señor Jesús, sale reprendido. “Tú no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres”. Pero estas palabras son dichas a Satanás y no a Pedro: “Aléjate de mí, Satanás”. O en otras palabras, a Satanás a través de Pedro, o a Pedro que simbólicamente es llamado Satanás (cf. “a Satanás para que entienda Pedro”). Queda claro de cualquier manera, que Satanás es el mejor “amigo” del hombre. Lo que Satanás ha inspirado en Pedro son los pensamientos de los hombres. Satanás conoce e interpreta el sentir humano. Satanás defiende el punto de vista humano. Lo que llamamos el pundo de vista humano, es el punto de vista que Satanás inspira desde el huerto del Edén en cada ser humano. El ser humano no se da cuenta de esto, porque es esclavo de Satanás, y la costumbre de pensar siempre como piensa, lo lleva a creer que son sus pensamientos.
El pensamiento humano-satánico expresado por Pedro, está equivocado tanto con respecto a Jesús, como con respecto al ser humano. El pensamiento de Dios con respecto a Jesús y al ser humano es diferente (cf. “mis pensamientos no son vuestros pensamientos”). El pasaje no sigue elaborando el tema de porqué Pedro está equivocado con respecto a Jesús, pero sí continúa explicando el tema de porqué la perspectiva de la vida y la muerte humano-satánica está equivocada. La razón es muy sencilla: el que quiere salvar su vida, la perderá.
“Porque el que quiere salvar su vida, la perderá; pero el que pierde su vida por mi causa y por el evangelio, la salvará”. Jesús nos invita a un uso creativo de la imaginación y dejarnos embargar por la paradoja. La vida es una ironía: entre más la buscamos, más la perdemos (cf. “oh, if I'd only seen that the joke was on me”). Jesús nos dice que pensar, dialogar y actuar sobre la vida y la muerte de manera abstracta e independiente, no tiene sentido, y lleva solamente a la pérdida de la misma. La vida y la muerte no pueden ser pensadas y resueltas “desde abajo”. La vida y la muerte no pueden ser resueltas por sí mismas. La vida y la muerte deben ser puestas en relación a la “causa” de Cristo y el “evangelio”. Solamente en relación a Jesucristo, en relación al reino de Dios, en relación a las buenas nuevas del reino de Dios, podemos hablar de salvar la vida, encontrar la vida, perder la vida, y actuar a favor de la vida. Todo pensamiento y diálogo aparte de Jesucristo, no puede ser vida. Aparte del evangelio, nuestro hablar de la vida es solamente un mal chiste que hacer llorar (cf. “I started a joke, which started the whole world crying”).
Alguien podría pensar que la manera de salvar la vida es uniéndose a la causa de Cristo y aceptando su evangelio. Esta sería una lectura sin la imaginación creativa y sin atender a la paradoja que mencionaba anteriormente. El mensaje de Jesucristo no es una manera, entre otras, para lograr los objetivos humanos o mejorar sus condiciones. El evangelio del reino de Dios no es un método o un medio para lograr los fines humano-satánicos. El evangelio es la meta, el destino, la causa (i.e., “our final destination”). Aunque la vida no es un medio, sí debe ser redefinida. La vida es la causa (cf. “para mí el vivir es Cristo”). La vida no es un todo cerrado, sino un todo abierto, se define por lo que se busca (cf. “más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”).
Negarse a sí mismo es negarse a esa mentalidad humano-satánica para dar paso a la mentalidad de Dios. Ese negarse a sí mismo es lo que se llama morir o tomar la cruz. Esta muerte es la que nos hace vivir y que otros vivan (cf. “'Til I finally died, which started the whole world living”). Perder la vida por causa del evangelio significa hacer de la vida una causa, pero no cualquier causa, sino la causa del crucificado, la causa del rechazado, la causa del que sufrió y sufre, la causa del que murió por todos, la causa del reino de Dios, la causa del resucitado, la causa del que hace nuevas todas las cosas, la causa del que conoce los corazones de todas las personas, la causa del que otorga gracia sobre gracia, la causa del que perdona pecados, la causa del que otorga el Espíritu Santo, la causa del que tiene todo poder en los cielos y en la tierra, la causa del que ama, la causa del que busca la oveja perdida, la causa reino de Dios.
Pare de sufrir (cf. “I fell out of bed, hurting my head from things that I'd said”). Pare de buscar la vida en donde no está. Pare de vivir por causas que son añadiduras y no la vida misma. Pare de caminar y correr en la máquina sin llegar a ninguna parte. Si ha buscado en las montañas más altas o a través de los valles, o en la ciudad, o en una pareja; si ha corrido o caminado, si han pasado más de veinte años y todavía sigue buscando (cf. “I still haven´t found what I´m looking for”); ya es hora de que despierten del sueño (Romanos 13:11). Deshágase de todo peso que no es la cruz de la vida. Sigamos al Señor de la vida. Al que tiene palabras de vida eterna. Al que ha venido para que tengamos vida y no muerte. Al que llama las cosas que no son como si fueran. Al que hace milagros y maravillas. Al que puede decirnos quiénes somos y puede cambiar esta tristeza de ser hombres: "Dime Quién eres y por qué me visitas, por qué bajas hasta mí que estoy tan necesitado y por qué te separas sin decirme Tu Nombre… Dime también quién soy y por qué la tristeza de ser hombre” (L. Panero).
Tú me has dicho quién soy. Soy tuyo. Tuyo soy (cf. “Who am I” by Casting Crowns).
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- sadrac
- Pastor de CCEB y Profesor del Seminario ESEPA. Ver más información en www.esepa.org