Agenda de Sadrac

  • Sadrac predica todos los domingos en la Comunidad Cristiana el Bosque a las 5 p.m. Templo de la Iglesia Bautista China en Zapote.

sábado, 7 de noviembre de 2009

101Haciendo teología1

La teología es estudio o discurso razonado sobre Dios. Existe, por lo tanto, la teología porque existe el sujeto que reflexiona, esto es, la persona pensante capaz de razonamiento y en segundo lugar, porque existe Dios, o al menos la fe en Dios. Un ser humano racional que cree en Dios da a luz la teología. Aquí nos referimos a la teología en general, tanto como cuerpo de conocimiento que puede ser estudiado en seminarios o universidades como a las ideas organizadas o no que las personas creyentes tienen sobre Dios. El concepto de Dios y de la fe no tiene que ser racional, pero sí lo será el pensamiento o razonamiento que se use para probar cualquier concepto de Dios y de fe. Por otro lado, aunque la teología no puede existir si Dios o la creencia en Dios no existieran, sí es posible estudiar teología sin creer en Dios.

Esta definición general de teología no puede ser la definición de teología aceptada por la teología evangélica. La afirmación anterior presupone que para definir la teología ya necesitamos una teología. Así es. Por eso la teología evangélica es el estudio de Dios basado en la revelación de Dios tanto en la historia de Israel como en la historia de Cristo tal y como están narradas e interpretadas en el Antiguo y Nuevo Testamento. La teología evangélica no solamente presupone la existencia de Dios, sino también su revelación. Esta revelación no es abstracta, atemporal o esotérica. Es una revelación histórica, tanto en eventos como en palabras. El centro de la revelación de Dios es Jesucristo, al cual apunta el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento relata e interpreta.

Si la definición de teología evangélica fuera “estudio o discurso razonado” sobre Dios, se correría el peligro de darle demasiada autoridad a la razón humana, esto es, a las capacidades intelectuales o espirituales del ser humano. Parecería que el ser humano está en control del proceso intelectual llamado teología. Parecería que el estudio de Dios es paralelo al estudio de cualquier otro objeto de conocimiento. Todo lo contrario. En la teología evangélica se trata de pensar los pensamientos de Otro, de ser enseñados por Otro, de aprender no solamente sobre el objeto de la teología, Dios, sino también aprender quiénes somos nosotros y cuál es nuestro lugar en este mundo, lo mismo que nuestros deberes ante el Creador y Salvador.

La clave en la definición de teología evangélica está en lo que significa la palabra “basado” en la revelación. La diferencia no está en que se usen o no las capacidades intelectuales humanas. El ser humano es el que hace teología y no Dios. La teología es producto humano y fruto de su esfuerzo, posibilidades y limitaciones. Pero, no es solamente eso. La teología evangélica habla, piensa, razona, deduce, concluye lo que puede ser hablado, pensado, razonado, deducido y concluido de la revelación de Dios. Tiene una norma y un Señor. La teología evangélica además reconoce que Dios ha dado a los creyentes en Cristo de su Espíritu para que éste guíe, enseñe y corrija al creyente en su respuesta de fe, obediencia y conocimiento de la revelación de Dios. Solamente una meta como esta hace justicia a la revelación de Dios. Si Dios se ha revelado, la única actitud seria y responsable es darle prioridad a esa revelación.
En un sentido formal, la fuente de la teología es la Biblia. Se llama formal porque su contenido, esto es, su mensaje, el cual es igual a la Palabra de Dios, necesita ser discernido a través del proceso normal de interpretación de la literatura que contiene, ya sea narración histórica, leyes, profecía, poesía, cantos, proverbios, evangelios, cartas, apocalipsis, etc. Además de que la Biblia necesita ser interpretada, también es necesario un método para pasar de lo que la Biblia dice a lo que significa esa Palabra el día de hoy y cómo debe esta Palabra informar las formulaciones teológicas de hoy. Precisamente, una de las tareas de la teología es llegar a un concepto adecuado de la Biblia y de cómo Dios se comunica o revela al ser humano a través de ella. Esto refleja de nuevo el movimiento circular que notábamos antes con la definición de teología y hacer teología.

Aunque Dios se ha revelado, no lo ha revelado todo. Su revelación es suficiente, pero no exhaustiva. La revelación de Dios está ligada indisolublemente a su plan de salvación de una humanidad caída. Por eso, el propósito de la revelación es la salvación del ser humano. Esta salvación y revelación proveen lo necesario para que el ser humano conozca a Dios para salvación, pero no proveen un diseño detallado de la vida de las personas, familias y sociedades a través de la historia. Un ejercicio mental puede ayudarnos a entender lo que estamos diciendo. Si toda una generación de costarricenses se convirtiera al Señor, incluyendo a sus gobernantes, ¿qué lineamientos encontrarían en la Biblia para sus funciones? Seguramente se encontrarían los valores del reino de Dios, como el amor, la justicia, la paz, la igualdad, etc., pero estos valores necesitan proyectos, programas, instituciones, leyes, etc., que lo sostengan. Ni las diferentes denominaciones evangélicas nos hemos puesto de acuerdo sobre el sistema de gobierno que deben tener nuestras iglesias, ¿cómo pretender que los lineamientos para el gobierno de una nación moderna estén en la Biblia?

El propósito del párrafo anterior no es minimizar la revelación de Dios. Es seguro que en ella hay más de los que los seres humanos hemos pensado o encontrado hasta el momento. El propósito es señalar que la teología no puede limitarse solamente a repetir lo que dice la Biblia o pretender que allí hay respuestas para todas nuestras preguntas. La razón fundamental por la cual la teología “va más allá” de la Biblia es que la teología no se preocupa solamente por la salvación del ser humano, sino también por la existencia terrenal cristiana en medio de un mundo y sociedad caída. En otras palabras, la misma revelación histórica de Dios presupone un mundo social y cultural e interactúa con él. La revelación de Dios no crea este mundo cultural y social sino que lo interpreta, lo enjuicia, lo condena, lo corrige y lo asume. De igual manera la teología no puede construir un mundo cultural y social basado solamente en la revelación. La teología, tomando como norma el dato revelado, echa mano de la historia, de la ciencia, de la filosofía, y de cualquier recurso que el ser humano ha desarrollado con el fin de responder a las necesidades de las personas, familias, iglesias y colectividades sociales el día de hoy. La teología piensa la vida, personal, social y cultural, a la luz del dato revelado. Al hacerlo, intenta desarrollar una cosmovisión cristiana para que guíe las vidas de las personas que creen, conocen y aman a Dios.

Un cristiano sin teología no existe, y si existe, no durará mucho. El cristiano que permanece, de acuerdo a la parábola del sembrador, es el que entiende la Palabra de Dios, entiende la revelación. Entender la revelación es entender la meta-narrativa que ilumina toda otra narrativa, sea personal, familiar o social. Entender la revelación es entender su relación conmigo, la interpelación que me hace. Entender la revelación es entender su relación con el mundo que me rodea, la interpelación que hace al mundo que me rodea. Un cristiano sin una cosmovisión cristiana será presa de todo viento de doctrina. El cristiano piensa, porque la fe da que pensar. La teología es fe en busca de entendimiento.

El sujeto que hace teología no puede ser concebido solamente como racional ni solamente como individual. El ser humano es mucho más que substancia pensante. Las capacidades espirituales del ser humano incluyen su capacidad afectiva y constitución social, lo mismo que su dimensión encarnacional (se vive en y con cuerpo). La teología no gira alrededor del sujeto (persona humana) sino que intenta ser dominada por su objeto (Dios en su revelación). Una de las maneras de reconocer este hecho y a la vez, una manera de permitir el control del objeto, es reconocer que la teología es producto del sujeto social y colectivo llamado iglesia. La teología no es un asunto privado, ni el fruto de una iluminación personal. La teología está indisolublemente ligada a la comunidad que cree en la revelación. Nace de ella y está en función de su misión. La comunidad cristiana, en su dimensión histórica, es la llamada a entender la revelación y a comunicar y enseñar este entendimiento a las nuevas generaciones. Enseñar a guardar todas las cosas que Cristo ha mandado es el propósito de la teología.

El ser humano tiene la gran capacidad imaginativa de crear sentido o dar significado a las cosas. Esta capacidad ha posibilitado que el ser humano cree un mundo “sin” Dios. Algunos han encontrado valor absoluto en las personas, y por lo tanto se habla de los derechos inalienables del ser humano. Otros han encontrado valor absoluto en el poder misterioso de la creación, las fuerzas de la naturaleza, y los poderes insondables de nuestro micro y macro universo. Como fruto de estas y otras tendencias, el mundo se ha secularizado, si no completamente, al menos en su manifestación pública. En lo privado la mayoría de la gente sigue siendo tan religiosa y supersticiosa como antaño. El reto del cristiano y de la iglesia es re-significar nuestra vida a la luz de la revelación de Dios; a la luz del señorío de Cristo y a la luz de la esperanza del reino de Dios. Tomando en cuenta el dinamismo de la vida humana personal y colectiva, esta tarea de re-significación debe ser una tarea constante y que nunca puede llegar a su fin. No hay un momento de la biografía personal en que podamos decir que ya “somos” lo que debemos ser, ya “tenemos” lo que debemos tener, ya “entendemos” lo que debemos entender, ya “conocemos” lo que debemos conocer, ya “hacemos” lo que debemos hacer.

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Pastor de CCEB y Profesor del Seminario ESEPA. Ver más información en www.esepa.org